Parashat Tetzaveh

La presente parashah toma el texto de Shemot comprendida entre el capítulo 27:20 hasta el capítulo 30, verso 10.

Esta parashah podemos sintetizarla en el siguiente índice:

27:20-21 aceite para la lámpara.

28:1-5 vestimentas para los sacerdotes.

          28:6-14 El efod.

           28:15-30 El pectoral.

             28:31-43 Otras vestiduras sacerdotales.

                    28:31-35 El manto del efod.

                    28:36-38 la lámina de oro.

                     28:39-41 túnica de lino, mitra de lino, el cinto.

                    28:42-43 los calzones.

29:1-37 La consagración de los sacerdotes.

29:38-46 Las ofrendas diarias.

30:1-10 El altar del incienso. 

En esta parashah se encuentran 7 mitzvot que podemos enumerar así:

  1. Precepto de encender el candelabro en el santuario, Éxodo 27:21.
  2. Precepto para los kohanim de ponerse sus vestiduras (para hacer su servicio en el templo), Éxodo 28:4.
  3. Precepto para los kohanim de que el pectoral no se desprenda del efod, Éxodo 28:28.
  4. Prohibición de desgarrar la casaca (meil) de los kohanim, Éxodo 28:32.
  5. Precepto de comer la carne de la ofrenda de pecado (jatat) y de la ofrenda de culpa (asham), Éxodo 29:33. 
  6. Precepto de quemar sahumerio, Éxodo 30:7.
  7. Prohibición de quemar y ofrendar algo en el altar de oro, Éxodo 30:9.

Como hemos vuelto al ciclo de estudios de las mitzvot, pues hemos sido redimidos para obedecer al Eterno según estudiamos en las parashot anteriores, y como el año anterior estudiamos la mitzvah del aceite para la menorah, hoy entramos a estudiar la segunda mitzvah de esta parashah que corresponde al 99 de los 613 mandamientos.

  1. Precepto para los kohanim de ponerse sus vestiduras (para hacer su servicio en el templo), Éxodo 28:4.

Este, entonces, es un mandamiento para los sacerdotes a nivel peshat. Solo a nivel drash y sod tendremos que buscarles una aplicación para el que no es sacerdote levita y para el ben Avraham. Bajo esta pauta iniciaremos nuestro estudio.

וְאֵ֨לֶּה הַבְּגָדִ֜ים אֲשֶׁ֣ר יַעֲשׂ֗וּ חֹ֤שֶׁן וְאֵפוֹד֙ וּמְעִ֔יל וּכְתֹ֥נֶת תַּשְׁבֵּ֖ץ מִצְנֶ֣פֶת וְאַבְנֵ֑ט וְעָשׂ֨וּ בִגְדֵי־קֹ֜דֶשׁ לְאַהֲרֹ֥ן אָחִ֛יךָ וּלְבָנָ֖יו לְכַהֲנוֹ־לִֽי׃

Veéleh habegadim asher iasú: joshen, veefod, umeil, ujtónet tashbetz, mitznéfet veavnet. Veasú bigdé-qódesh leAharón ajija ulbanav lejahano-lí

Las vestiduras que harán son estas: el pectoral, el efod, el manto, la túnica bordada, la mitra y el cinturón. Hagan, pues, las vestiduras sagradas para Aharón tu hermano, y para sus hijos, para que sean mis sacerdotes.

(Shemot 28:4)

Verso 1: «Harás acercar hacia ti…»

El autor de Tseror Hamor quiere encontrar en este «acercamiento» una reparación en la historia espiritual del ser humano, a saber: en el inicio de la historia אדם «Adam» -el primer hombre- se ocultó de ante Eloha y se alejó de El por su transgresión, mientras que ahora, el ser humano, en este caso Aharón, «será acercado» a Eloha a través de Su culto. La brecha habrá sido cerrada. El mismo Mishkán representa la presencia permanente de la שכנה «Shejinah» entre los hombres, por medio del pueblo de Israel. De modo que lo que el Eterno está haciendo aquí con el sacerdocio es establecer un medio por el cual acercar al hombre con Él. Esta precisamente va a ser una de las tareas de Ieshúa, acercar al hombre al Eterno y, por ello, será constituido como nuestro kohén hagadol.

Verso 1: «…para que sean mis sacerdotes…»

¿Cómo puedes hablar de consagración de sacerdotes, si todavía para este momento no se había erigido el mishkán ni se habían hecho las ceremonias que se describen en el capítulo siguiente, el 29? 

Bien, la respuesta es que la consagración de los sacerdotes incluía otro componente, el colocarse las vestiduras sacerdotales. Por tanto, aquí en el capítulo 28 había que anticipar la hechura de las vestiduras, para que luego el capítulo 29 se pudiese hablar de la consagración de los kohanim.

Verso 2: «Y harás vestiduras santas (qódesh)…»

¿Cómo explicar que las vestiduras sacerdotales son santas?

No se trata de que las vestiduras sean santas por sí mismas, como si ellas tuviesen en sí mismas la virtud de la santidad, o que hagan santos a los que se vistan con ellas. No, como dice el dicho, “el hábito no hace al monje”.

De acuerdo con Ibn Ezra, los ropajes se llaman sacros porque eran usados solamente en el Recinto Sagrado, בקדש «baqódesh«, y de allí el atributo. 

Pero de este punto podemos sacar una reflexión. Si las vestiduras sacerdotales no hacen santo al kohén, tampoco, con mayor razón, el talit hace santo mecánicamente al que lo porta. Simplemente el talit es un indicativo de la voluntad de la persona de cumplir una mitzvah del Eterno. Pero no expresa el grado de santidad de una persona, porque no puede ni medir ni mostrar las intenciones y propósitos de la persona al llevar puestas tales prendas. En consecuencia, no se trata de no utilizar el talit, sino de tener la intención recta al utilizar el talit.

Maimónides dice literalmente al respecto:

«Es para honrar el Recinto Sagrado que la Torah prescribe dignificar a las personas que estaban al servicio del mismo; por eso los kohanim portarán ropa espléndida durante su estadía en el Santuario. Además, la Torah prescribe en otro lugar (Levítico 21:17-23) que había que seleccionar a aquellos kohanim cuya apariencia física era normal, sin deformaciones, ya que el hombre vulgar no aprecia a su prójimo a menos que aparezca en plenitud de sus miembros y la belleza de sus ropas. Por tanto, los preceptos de la Torah en cuanto a la vestimenta y a la apariencia exterior de los kohanim se refiere, persiguen la finalidad de hacer respetar el lugar por los hombres, y aun por aquellas personas que prestan atención únicamente al aspecto exterior de los hombres.»

(Guía de los Perplejos JIJ 45). 

Verso 3: לְקַדְּשׁוֹ לְכַהֲנוֹ־לִי (leqadeshó lejohano-lí) para consagrarlo como kohén para mí, para consagrarle para que sea mi sacerdote.

En sentido estricto, la palabra כֹּהֵן (kohén) no significa primariamente “sacerdote” en el sentido religioso, sino significa “ministro”, aquel que es colocado por la alta autoridad en un cargo para prestar un servicio a los que dependen de la alta autoridad, que es lo que en los países latinos se llama un “ministro” aun en el sentido secular. Así se debe entender, por ejemplo, el caso de “Potifera kohén de On” en Bereshit 41:45.

Por extensión, fijándose más en el honor del cargo que en la función del cargo, “kohén” es utilizado para aludir a un príncipe o dirigente como en Shemot 2:16 hablando de Itró el futuro suegro de Mosheh: Y estando sentado junto al pozo, siete hijas que tenía el sacerdote (kohén) de Madián vinieron a sacar agua para llenar las pilas y dar de beber a las ovejas de su padre.

Por esto kohén generalmente es traducido por “sacerdote”, ya que este ocupa un ministerio espiritual con respecto al pueblo, es decir, es un ministro.

Tú, levita o no levita, como kohén que eres conforme al orden de Malkitzedeq, gozas del honor de serlo, pero debes ser consciente que en un ministro lo primario no es el honor sino la obligación, por cargo, de “ministrar”, palabra que viene del latín “ministrare” que significa “servir”. Precisamente este era el cargo de los kohanim levíticos, desempeñar el servicio de ofrendas (avodah).

En este caso del verso 3, “consagrarlo” significa hacerlo entrar en la kehunah (el ministerio sacerdotal) por medio de las vestiduras sacerdotales para que fuera su kohén. La כְּהֻנָה (kehunah) literalmente significa “servitud”, en el sentido de desempeñar un servicio o ministerio, aunque no en el de esclavitud y, por ello, se traduce kehunah por “sacerdocio”.

Es decir, la “consagración” o “santificación” del kohén consiste en su introducción al cargo. El cargo mismo será la “santidad” que poseerá. La consagración no tiene un sentido propio de santidad aparte del cargo de kohén. Las vestiduras sacerdotales eran el medio mediante el cual Aharón sería investido en el cargo[1].

Verso 4: «Las vestiduras que harán son estas…»

De acuerdo con los Sabios del Talmud eran שמונה בגדי כהנה «Shemonah bigde Quehunah» -ocho las prendas que componían la vestidura del kohén-. El autor de Minjah Belulah recalca el hecho de que en estas vestiduras no había nada para cubrir los pies, «ni ropa ni calzado». De acuerdo con él, esto era para que no hubiere ninguna interferencia entre la planta de los pies y el suelo del Santuario. Tal vez este hecho sea un eco de lo que leímos en Exodo 3:5 cuando Eloha le dice a Mosheh frente a la zarza ardiente: «Dijo: No te acerques aquí. Arroja tus calzados de sobre tus pies, ya que el lugar en que tú estás de pie, en él, tierra consagrada es.» 

Shabat Shalom

____________________________________

[1] Debe caerse en la cuenta que cuando se habla aquí de “santidad” no es en los términos religiosos de la iglesia romana, sino en los términos de “consagración” o “dedicación” a un oficio.